¿Qué tal, cómo estás?. Fase 3 – Día 95, referido al 17 de junio


Ante la pregunta ¿qué tal, cómo estás?, generalmente fática, Ana suele responder de varias formas, según el interlocutor:
-¡Bien, todo bien!. Si quien pregunta es alguien con quien no tiene mucho trato, o Ana no tiene ganas de dar mayores explicaciones porque considera que a la otra persona no le interesan y solo quiere comadrear a su costa, esta es la respuesta. También utiliza esta respuesta para contestar a aquellos con los que no simpatiza mucho, vaya que se llevan mal, esos enemigos en la sombra, y que generalmente se alegran del mal ajeno. Ana me dijo un día que si responde que está todo bien, a estas personas hasta les molestará y es una forma de dar una bofetada sin manos. También me dijo que cuando no tienes mucha más conversación que mantener y no vas a entrar en profundizar sobre ti, tus sentimientos o cómo te trata la vida, lo mejor es zanjar diciendo que está todo bien, ya que en el momento que dices que «bueno, pero», o «no muy bien», o «pues regular o mal», y vas a profundizar en algún problema, el que desea tu mal ya empieza a alegrarse, y el que solo te preguntó por socializar procurará zafarse de la conversación que pueda alargarse, ya que en el fondo le importa un bledo cómo estés realmente. Así que si dices, que todo está bien, zanjas rápida la respuesta, la curiosidad malsana, la pregunta hecha solo por cortesía o la gana de comadreo o de alegrarse por el mal ajeno.
-¡Bien, estoy muy bien!. Ana responde esto a quien de verdad quiere ofrecer información de cómo se encuentra o siente.
-¡Bien, pero bueno, ya hablaremos!. Esta respuesta la deja Ana para aquellos a los que sabe que sí le están preguntando con verdadero interés, pero a los que en ese preciso momento no puede dedicar más tiempo para hablar, así que de esta forma digamos que los emplaza para charlar sobre el asunto en otro momento.
-¡Bueno, no me voy a quejar!. Esta respuesta la da Ana a personas y en situaciones similares a las que acabamos de decir, solo que tal vez, con esas personas no tenga la misma confianza que con las anteriores.
-¡Pues regular!. ¡Pues mal!. Esta respuesta es la que Ana ofrece a aquellas personas de verdadera confianza, que preguntan con auténtico interés por ella, y siempre y cuando las cosas le vayan realmente mal. Por lo general, después hay una conversación sobre por qué van las cosas mal, comprensión por parte del interlocutor, comentarios, consejos y todo lo que surja.

©María José Gómez Fernández

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